El FC Barcelona no podrá jugar la final de la Champions League, esa que se va a disputar en el Santiago Bernabéu, en la casa del eterno rival. Los de Pep Guardiola merecieron caer eliminados si nos atenemos al cómputo global de la eliminatoria. José Mourinho supo una vez más plantear el partido para no salir derrotado por 2-0. Pese a que se quedaron con un hombre menos por la expulsión de Thiago Motta en el minuto 28, supieron resistir como espartanos y se verán las caras con el Bayern de Múnich dentro de unas semanas.
Se respiraba ambiente de remontada en el Camp Nou. Los aficionados respondieron a las peticiones del club y de los jugadores y llenaron el campo con multitud de camisetas azulgranas. Sin embargo, pronto se vio sobre el terreno de juego que darle la vuelta a la eliminatoria no iba a ser nada fácil. Los futbolistas del Inter de Milán estuvieron muy bien plantados sobre el campo, sin dejar espacios libres y atando muy de cerca a hombres tan peligrosos como Leo Messi.
El partido pareció cambiar por completo con la expulsión de Motta. El ex del Barça le dio un ligero manotazo a Sergio Busquets y este se dejó caer haciendo un teatro más típico de Broadway que otra cosa. El colegiado belga Frank Bleeckere picó y expulsó a Motta ante la incredulidad de los jugadores interistas. El italo-brasileño se marchó muy enfadado y agarrando por el cuello a Busquets. No era para menos.
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