Antonio Cassano lo está pasando fatal. No tanto como los millones de parados que hay en España y en otros países del mundo, pero ha reconocido que sin fútbol su vida no es lo mismo.
Se ha sincerado en declaraciones para el semanario italiano ‘Chi’, a quienes les ha confesado su desesperación por vivir alejado de los terrenos de juego desde que rescindió su contrato con el Parma el pasado mes de enero:
Me pongo enfermo sin fútbol. Lo echo de menos a muerte. Extraño el ambiente en el vestuario, el entrenamiento y bromear con mis compañeros. Pero, por encima de todo, echo de menos la adrenalina de los partidos.
La temporada del italiano no estaba siendo mala. Llevaba 5 goles en 20 partidos y había repartido unas cuantas asistencias. Era de los pocos que se salvaba en un club que ha hecho aguas por culpa de los problemas económicos.
Pensando en la retirada
Le gustaría saber qué pasará con su futuro, pero por ahora no ha recibido ninguna oferta en firme. Su indisciplina echa para atrás a cualquiera, y no hay que olvidar que ya tiene 32 primaveras. Por eso ya piensa en la retirada y se ve como director deportivo. No sabe nada:
Aún querría jugar, pero me veo como director deportivo en el futuro, como alguien que trata directamente con los jugadores. Sé que no podrían engañarme, porque me sé todos los trucos.
No sé qué presidente podría contratarle, pero yo desde luego no lo haría.
Para terminar, el de Bari ha asegurado que no habrá otro Cassano en el futuro. Y no lo dudo, porque tipos con tanto talento y tan poca profesionalidad hay pocos a estos niveles. Su mejor temporada fue la 2003-2004 que vivió en la Roma junto a Francesco Totti, que es con quien dice que más se ha divertido. Aquel año marcó 18 goles, el mejor registro de su agonizante carrera deportiva.