Joaquín Caparrós no seguirá al frente del Levante. El de Utrera entrenará al Granada las próximas dos temporadas, con opción a una tercera si se dan las condiciones para continuar. Aunque todo parecía indicar que renovaría, finalmente se han roto las negociaciones y ha tomado la decisión de volver a Andalucía para hacerse cargo de un equipo que aspira a algo más que salvar la categoría con apuros.
Se les acabó el amor
Lo suyo con el Levante ha sido bonito mientras duró. La temporada fue fantástica y la renovación era cuestión de tener un poco de paciencia. El principio de acuerdo se empezó a mascar desde octubre del año pasado, cuando Quico Catalán, presidente de la entidad, le propuso continuar como mínimo una temporada más.
Unos pequeños flecos impidieron que el acuerdo se cerrara en su día. De hecho, hasta hace muy poco todavía estaban negociando las condiciones. A Caparrós no le gustaba ni un pelo una cláusula que le dejaba sin cobrar la segunda temporada en caso de descenso o destitución, así que se negó a firmar y Quico Catalán se cansó de esperarle.
Convocó una reunión extraordinaria con su Consejo de Administración al completo y poco después anunció la decisión que habían tomado en una rueda de prensa que pocos esperaban:
El transcurso del lunes marca la decisión de esta mañana (la del martes). Trasladamos una propuesta definitiva y ante la no respuesta tomamos la decisión tras cuatro o cinco días en una negociación sin sentido, el Levante de forma unilateral rompe la negociación. Pierdes la ilusión, dejas de creer y en el Levante eso no se puede perder.
Caparrós se guardaba un as bajo la manga, puesto que había estado tonteando con el Granada, que finalmente se ha hecho con sus servicios. Aunque todo ha terminado peor de lo que esperábamos, se ha despedido de su anterior club con un comunicado oficial publicado en su página web en el que da las gracias a todos por la temporada vivida en el Ciutat de València.