El Barça sigue cosechando resultados discretos en su pretemporada, algo similar a lo que le sucede al Real Madrid. Anoche perdió ante el Nápoles en Ginebra por culpa de una cantada de Claudio Bravo, que podríamos decir que no tuvo el debut soñado.
El portero chileno se tragó un disparo lejano del suizo Blerim Dzemaili que no llevaba mucho peligro. No sé si es porque dudó entre blocar y despejar, pero al final el balón se le escurrió y acabó alojado al fondo de las mallas. En la primera parte, todo hay que decirlo, se había lucido con una gran estirada (la que ha quedado inmortalizada en la primera imagen).
Un Barça con pocas estrellas
Eso pasó en el minuto 81, cuando se daba prácticamente por hecho que el empate a cero sería el resultado final. Al Barça todavía le queda mucho camino por recorrer y echa de menos a figuras como Leo Messi, Neymar o Luis Suárez. Cuando estén ellos veremos al verdadero Barça, así que las pruebas que ahora está llevando a cabo Luis Enrique son más para un plan B que para un plan A.
Falta afinar la puntería
Pedro, Rafinha, Gerard Deulofeu… El Barça tuvo ocasiones claras para evitar el ‘0’ en el marcador, pero el Rafael Cabral estuvo impecable bajo palos para dejarle claro a Rafa Benítez que no van a acordarse mucho de Pepe Reina, que como sabes ha fichado por el Bayern de Múnich de Pep Guardiola.
Como suele decir Luis Enrique, el resultado es lo de menos. Lo importante es que este Barça se ponga en forma y recupere su identidad, esa que llegó a perder la temporada pasada con el Tata Martino en el banquillo.