Argentina todavía tiene muchas opciones de meterse en el Mundial de Rusia. Muchas no, muchísimas. Ocupan la sexta posición y están a un punto de la repesca y de la clasificación directa. Nada que no se pueda remediar en las próximas jornadas.
El problema es que están exhibiendo un fútbol muy pobre y que ni siquiera con Leo Messi son capaces de levantar cabeza. Claro que ayer tenían enfrente a un hueso tan duro de roer como Brasil, que es líder de las eliminatorias con 24 puntos de 33 posibles, uno más que la Uruguay de Diego Godín y Luis Suárez.
Goles de Coutinho, Neymar y Paulinho
La fiesta de la canarinha empezó en la primera mitad. El público que acudió al Estádio Governador Magalhães Pinto disfrutó con los suyos y celebró hasta tres goles. El primero llegó en el minuto 25 y fue una obra de arte de Philippe Coutinho, que sin duda alguna está en el mejor momento de su carrera deportiva.
El mediapunta del Liverpool recibió en banda derecha y se fue hacia el centro para soltar uno de sus famosos latigazos. Envió el balón a la escuadra izquierda de la portería defendida por Sergio Romero, que llegó demasiado tarde al lugar por donde pasó. Fue uno de esos goles que se suelen marcar en los videojuegos, ganando ángulo para ponerla en la escuadra como si fuera lo más fácil del mundo.
Antes del descanso llegó la sentencia. En un contraataque frenético, Gabriel Jesus vio a Neymar y se la puso a la espalda de la defensa albiceleste para que el crack del Barça definiera con todo a su favor. Y no falló. Cruzó el balón ante un Sergio Romero que estaba más que vendido.
La puntilla la puso un jugador que está disfrutando del fútbol en China por cuestiones económicas. Paulinho, que fue titular en el centro del campo junto a Fernandinho y Renato Augusto, vio como este último se la ponía de cara para rematar a pocos metros de la línea de gol. Pasó en el minuto 58 y más de uno llegó a pensar que la goleada de Brasil iba a ser más abultada.
¿Qué debe hacer Edgardo Bauza?
En mi humilde opinión debería apostar por un centro del campo más creativo. De los cuatro centrocampistas que alineó ayer, solo Ángel Di María es claramente ofensivo. El resto (Javier Mascherano, Enzo Pérez y Lucas Biglia) son futbolistas que se caracterizan por recuperar balones y no complicarse mucho la vida cuando lo tienen. Jugar con Éver Banega es más sensato.
El otro gran problema de Argentina está en la defensa. Nicolás Otamendi y Ramiro Funes Mori son dos buenos centrales, pero no acaban de rendir al nivel que se espera. Lo mismo se puede decir de Pablo Zabaleta y Emanuel Más, que no me parecen ni de lejos los mejores laterales del mundo.
Dicho esto, ¿volverán a rajar de Messi?