Rafa Benítez no ha podido ocultar su descontento con el club. Se quedó en el Newcastle tras descender a la Championship con la promesa de ascender a la Premier League y contar con un equipo competitivo, pero lo cierto es que no se han reforzado en el mercado de invierno como él esperaba.
En estos momentos ocupan la segunda posición con 59 puntos, 4 más que el Reading, que marcha tercero. Eso sí, tanto ellos como el líder, el Brighton & Hove Albion, están con un partido menos y son los favoritos para terminar en esos dos primeros puestos que te dan derecho a ascender sin tener que jugar los playoffs.
No le han hecho caso
El ambiente debería ser fantástico porque de momento se están cumpliendo los objetivos. Sin embargo, el ex del Real Madrid exige un esfuerzo por parte de la directiva para reforzar su plantilla. Y no solo eso, sino que le gustaría tener más control sobre los fichajes.
En las últimas semanas ha solicitado dos contrataciones: un extremo y un centrocampista que pueda sustituir a Jonjo Shelvey cuando esté lesionado o sancionado. El mercado se ha cerrado y no le han concedido ningún deseo, así que tiene dudas sobre si merece la pena seguir en el St James’ Park.
Soñaba con el regreso de Townsend
Uno de los grandes objetivos de Benítez era traer de vuelta a Andros Townsend, un hombre que se marchó al Crystal Palace el pasado verano a cambio de 13 millones de euros. Pedía una cesión que les habría costado 2 millones de libras, que no es mucho. Lo que echó para atrás a los dueños del Newcastle fue la obligación de compra que exigían los del sur de Londres, que ascendía a 13 millones de libras.
Cuando Benítez decidió continuar a pesar del descenso, le prometieron 30 millones de libras para fichar. Al final se gastaron 55 millones de libras, pero no menos cierto es que el club acabó con unos beneficios de 30 millones de libras tras los traspasos de Moussa Sissoko, Georginio Wijnaldum and Townsend.