El Real Madrid logró una victoria balsámica ante el Levante para afrontar el Clásico del próximo fin de semana con más alegría. Los últimos pinchazos, los de los partidos ante Athletic de Bilbao, Villarreal y Schalke 04, han cambiado el estado de ánimo de los de Carlo Ancelotti, que ayer fue el más pitado junto a Iker Casillas cuando el speaker del Santiago Bernabéu dio a conocer las alineaciones y los banquillos.
Doblete de Bale
El Barça ganó el sábado en Ipurúa por 0-2, así que los blancos no podían fallar. Por eso salieron a por los tres puntos desde el primer minuto, con un Gareth Bale muy enchufado y con un Luka Modric repartiendo juego en plan estelar. Sergio Ramos también volvió al once titular tras varias semanas de baja, aunque a decir verdad no tuvo mucho trabajo durante los 90 minutos.
Bale abrió la lata en el minuto 18, en una jugada precedida por un remate acrobático de Cristiano Ronaldo que no acabó en gol de milagro. El portugués se lamentó por ello, pero el galés recogió el rechace y fusiló a Diego Mariño para celebrar el gol con rabia, tapándose los oídos y pateando uno de los banderines de córner. Mientras, CR7 seguía lamentándose porque su remate no había acabado en gol. ¿No era lo más normal alegrarse por el 1-0?
El 2-0 definitivo llegó antes del descanso, en el minuto 40. Una vez más fue Bale el protagonista, y una vez más Cristiano rozó el gol. Disparó a puerta y el ’11’ tocó lo justo para marcar casi sin querer. Lo celebraron todos y respiraron tranquilos.
Segunda parte aburrida
La segunda parte fue bastante peor que la primera. El Madrid tuvo menos ocasiones y pareció conformarse con el resultado. No buscó el tercero con exigencia y tan solo Karim Benzema hizo vibrar a los aficionados con un espectacular remate de espuela que se estrelló contra la cruceta.