Zinedine Zidane y todos los madridistas están rezando para que Gareth Bale llegue en condiciones al Clásico del próximo 3 de diciembre en el Camp Nou. El pasado martes se lesionó en el José Alvalade y tuvo que pedir el cambio antes de la media hora de juego. Parecía un golpe sin demasiada importancia, pero las pruebas que se le realizaron ayer ponen en duda su presencia en el partido del siglo.
Pendientes de su evolución
El galés tiene el tobillo derecho en mal estado. Para ser más exactos, sufre una luxación traumática de los tendones peroneos, que son los que se encargan de que el pie pueda rotar. El dolor es intenso y su participación ante el Barça dependerá en gran medida de su evolución en las próximas 48 horas.
El quirófano es una opción
Es probable que pase por el quirófano, en cuyo caso podría llegar a tiempo para medirse a los de Luis Enrique. Sin embargo, el tratamiento más conservador exige una ausencia de entre 4 y 5 semanas, por lo que difícilmente volvería a jugar en lo que queda de año.
Lo que está claro es que Bale no estará disponible el próximo sábado en el partido que jugarán ante el Sporting de Gijón en el Bernabéu, y tampoco le veremos días después ante la Cultural Leonesa en Copa, un partido que de todas formas no iba a jugar porque la eliminatoria está más que finiquitada tras el 1-7 de la ida.
La ausencia de Bale será una oportunidad más para jugadores como Lucas Vázquez o Isco. De hecho, Karim Benzema no tendrá que preocuparse por su suplencia, y menos después de marcar el gol salvador ante el Sporting de Lisboa el pasado martes.