En Valdebebas cada día pasa lo mismo. Algunos aficionados con pocos quehaceres se acercan a la salida del parking para saludar a sus ídolos, hacerse fotos y pedir autógrafos. Es un ritual que se repite y que normalmente no tiene consecuencias negativas para nadie.
Gareth Bale lo sabe desde el primer día que llegó al Real Madrid. Desde entonces se ha llevado piropos de todos los colores, aunque también es verdad que hace cosa de dos semanas dos aficionados energúmenos patearon su Bentley porque el equipo venía de encadenar dos derrotas en Liga. Ahora, tras las victorias en la Champions y en la Liga por goleada, todo es de color de rosa y vuelven a ser los mejores del mundo. Es lo que tiene el fútbol, poca memoria.
¿Vale la pena jugarse el físico?
El caso es que el centrocampista galés ayer tuvo problemas para abandonar Valdebebas. Como siempre, tuvo que atender a los aficionados que le esperaban, pero esta vez se topó con una mujer que sacrificó su físico para hacerle una foto de cerca. Se acercó tanto que uno de sus pies acabó justo debajo de una de las ruedas del Audi que conducía Bale, aunque por suerte no se hizo daño.
Lo contaba ella misma a los periodistas después de pasar ese mal trago. No se le veía afectada, todo lo contrario. Perdonaba a Bale y esperaba a Sergio Ramos para hacerse una foto, aunque suponemos que tomando más precauciones. En fin…