La selección argentina jugará la final del Mundial de Brasil. Lo hará después de recorrer un trayecto titubeante. Fue primera de grupo en el grupo más flojo de todo el campeonato y a partir de ahí no ha hecho otra cosa que sufrir para seguir en pie. Tumbó a Suiza con un gol de Ángel Di María antes de que terminara la prórroga en octavos. Tumbó a Bélgica con un gol de Gonzalo Higuaín en cuartos. Y ayer, sin capacidad para marcar un gol, tuvo que recurrir a la lotería de la tanda de penaltis para dejar fuera a Holanda en la segunda semifinal.
El partido de la tacañería
Los de Alejandro Sabella asumieron el rol de tener el control del balón. No tienen un medio campo espectacular, pero Louis van Gaal decidió cederles la posesión para replegarse y no dejar espacios atrás. Quería evitar las contras de la albiceleste y para ello nada mejor que empezar a presionar a partir de la línea del centro del campo.
La semifinal no se pareció en nada a la que disputaron Alemania y Brasil un día antes. Fue la semifinal del miedo porque ninguna de las dos selecciones quería arriesgar en exceso. Por eso el 0-0 fue el resultado más lógico. Ocasiones claras hubo más bien pocas. Tanto Leo Messi como Arjen Robben tenían pocos espacios para hacer de las suyas. Era el triunfo de las defensas sobre los ataques. El triunfo de la racanería y el conformismo. Firmaron un pacto no escrito para jugárselo todo en los penaltis y de ahí salió el finalista que se verá las caras con la potente Alemania.
Krul no pudo hacer de «para penaltis»
Van Gaal no pudo hacer el cambio que tan bien le salió ante Costa Rica. No pudo quitar a Cillessen para dar entrada a Tim Krul porque ya había agotado todos los cambios.
El primero en lanzar fue Ron Vlaar. El central del Aston Villa lo había bordado durante los 120 minutos que duró el partido, pero no estuvo fino en su lanzamiento y vio como Sergio Romero, que emuló a Sergio Goycochea (el portero que clasificó a Argentina para la final del Mundial de 1990), lo detenía con suma facilidad.
Messi no falló y Sergio Romero fue decisivo
El siguiente en lanzar fue Messi, al que no le temblaron las piernas y engañó a Cillessen. Luego fue el turno de Robben, que tiró de veteranía para no fallar. Acto seguido Ezequiel Garay, que también acertó. El que no tuvo tanta suerte fue Wesley Sneijder, que se topó con Sergio Romero pese a lanzar el penalti bastante bien. El portero del Mónaco voló para despejar su lanzamiento.
La quinta final de Argentina
Holanda estaba contra las cuerdas y Sergi Agüero no falló el tercer lanzamiento de los sudamericanos. Era el 1-3. Dirk Kuyt anotó el 2-3 para que los tulipanes tuvieran algo de esperanzas, pero Maxi Rodríguez batió a Cillessen en el cuarto y la alegría se desató en el Arena Corinthians de Sao Paulo. Argentina jugará su quinta final. Lo hará 24 años después del subcampeonato obtenido en el Mundial de Italia. Y curiosamente se repetirá la final, aunque esta vez no ante Alemania Federal, sino ante Alemania a secas.
¿Quién ganará el Mundial de Brasil?
En aquella ocasión el resultado fue de 1-0 favorable a los europeos. ¿Qué pasará el domingo? Yo pienso que Alemania es favorita, pero también es verdad que nunca una selección europea ha sido capaz de ganar un Mundial disputado en Sudamérica. Siempre han sido las selecciones de allí las que se han llevado el gato al agua.
Si nos fijamos en las casas de apuestas, Alemania es favorita. En Bwin te dan 2,25 euros por euro apostado si ganan los alemanes y 3,60 euros por euro apostado si ganan los argentinos. Lo mismo pasa en Bet365, donde dan 2,35 euros por Alemania y 3,40 euros por Argentina. De hecho, no he encontrado ni una sola casa de apuestas que confíe en la victoria de la albiceleste. La exhibición de los de Joachim Löw ante Brasil pesa mucho.
