Alemania lo pasó francamente mal ante Argelia, que no se arrugó e intentó dar la campanada para colarse en los cuartos de final. Los 90 minutos del tiempo reglamentario terminaron con empate a cero, así que todo se decidió en la prórroga, donde los de Joachim Löw demostraron tener el depósito de gasolina más lleno para marcar dos goles que dejaron como anécdota el último tanto de los africanos.
Ocasiones para ambas selecciones
Mucho tendrán que mejorar si quieren eliminar a Francia en los cuartos de final. Argelia le buscó las cosquillas y se las encontró durante el primer tiempo, pero Manuel Neuer y la mala puntería de los argelinos hicieron que el marcador no se moviera.
Alemania también tuvo ocasiones de gol claras, especialmente en la segunda parte, que es cuando mereció ganar el partido. M’Bohli se convirtió en un muro infranqueable capaz de despejar todos los disparos de la artillería alemana, tanto los cercanos como los lejanos. Lo sabe muy bien Philipp Lahm, que vio como le sacaba un potente disparo que se iba a colar en la mismísima escuadra.
Todo se decidió en la prórroga
Así las cosas, la prórroga fue decisiva. André Schürrle, que no cuenta con la confianza suficiente de Löw para ser titular, se convirtió en el hombre encargado de abrir la lata cuando se había disputado poco más de un minuto del tiempo extra. Aprovechó un buen pase de la muerte de Thomas Müller para rematar de la forma menos ortodoxa, con un taconazo con su pierna izquierda que dejó sin reacción a Bohli.
Tampoco pudo reaccionar Argelia en su conjunto. Alemania ya estaba por delante y el segundo estaba más cerca que el tanto del empate. Y así fue. Mesut Özil, en una jugada en la que quiso ser generoso, aprovechó un rechace de un defensor bajo palos para marcar su primer gol en el Mundial. Era la sentencia, aunque los de Vahid Halilhodžić no se rindieron y se despidieron de la forma más digna posible, marcando un gol en el tiempo de descuento por mediación de Abdelmoumene Djabou.
