En el fútbol todo cambia de la noche a la mañana. Ganas un par o tres de partidos de forma consecutiva y dejas de ser el peor del mundo. Es más o menos lo que le ha pasado al nuevo Barça, al de Luis Enrique. Recibía críticas constantemente porque los resultados no acompañaban, pero ahora parece que tanto la afición como los medios de comunicación tienen palabras de cariño hacia el técnico y los jugadores.
Messi y Neymar… ¡Vaya par!
También ayuda que el Real Madrid haya visto frenada su racha de victorias. Cuando el eterno rival no está todo lo fino que debería en Can Barça se ven las cosas de otra manera. Y cómo no, el resurgimiento de Leo Messi, que por lo visto quiere ganar su quinto Balón de Oro para que Cristiano Ronaldo no tenga los mismos que él.
El argentino está siendo decisivo, pero lo más justo sería hablar de Neymar. Está siendo la mejor temporada del brasileño con diferencia. Se nota que se ha adaptado a nuestro fútbol y a día de hoy es un jugador indispensable. Marca goles y los regala. Corre, regatea, pelea, prueba suerte desde lejos… Estamos viendo todo aquello que hacía en Brasil, solo que con más orden y ante unos rivales de más entidad.
La única pieza del engranaje que todavía no funciona es la de Luis Suárez. Es cierto que el uruguayo aporta cosas que difícilmente se ven en las estadísticas, pero no menos cierto es que a un delantero centro de su categoría hay que exigirle goles. Si Messi y Neymar están más pegados a la banda es para dejarle el centro, la zona de remate. Pero es ahí donde no le estamos viendo fino.
¿Adiós a las rotaciones?
La defensa también carbura y el centro del campo empieza a entenderse. Tal vez porque a Luis Enrique se le están quitando las tonterías de rotar semana sí y semana también. Debería apostar por los que están mejor y alinearlos cada domingo. Las rotaciones y los experimentos con gaseosa hay que hacerlos ante rivales de poca entidad y en el Camp Nou. No te puedes ir a Almería y dejar a Neymar, Xavi, Piqué y Luis Suárez en el banquillo y quedarte tan ancho. Luego pasa lo que pasa.