Rafa Benítez fue víctima de una especie de bullying deportivo que no tiene nombre. Florentino Pérez, que cambió de opinión de la noche a la mañana para rescindir su contrato, consintió que los jugadores hicieran lo que les dio la gana desde que el técnico madrileño asumió las riendas del equipo que ahora entrena Zinedine Zidane.
La plantilla le dio la espalda
El desencuentro con Cristiano Ronaldo fue el primero, pero después llegaron los de Sergio Ramos, Jesé, Isco o James Rodríguez. No entró con buen pie y no fue capaz de mejorar la situación con el paso de las jornadas. De hecho, los resultados no le acompañaron y eso fue lo que provocó su destitución.
Sus métodos no gustaban
El equipo ofreció una imagen pésima en muchos partidos. Eso puede ser en parte por su culpa, pero me sorprende que las cosas hayan cambiado tanto desde que Zidane es el nuevo entrenador. Con el francés ha vuelto la alegría al vestuario y los jugadores son más receptivos. Y digo yo… ¿Cobrando lo que cobran no deberían ser receptivos siempre? Pues parece que ser que no.
Con Zidane las sonrisas han vuelto al Santiago Bernabéu y los aficionados se han contagiado de ilusión, algo muy importante en cualquier deporte. De momento acumula dos goleadas en casa, una al Deportivo de La Coruña (5-0) y otra al Sporting de Gijón (5-1). No son rivales de mucha entidad, es verdad, pero algo me hace pensar que a Benítez le estaban haciendo la cama a base de bien.
Los jugadores no han estado a la altura
Lo de hacer la cama es una expresión que se emplea desde hace muchos años en el mundo del fútbol. Tres palabras que describen una situación que se repite en varios lugares del planeta cada año. Es más fácil cargarse al entrenador que a 25 tíos que no corren o dicen que están desmotivados. El poder que debería tener cualquier entrenador se diluye y no le queda otra que hacerse amigo de los jugadores. Benítez lo ha intentado hablando bien de Cristiano en mil ruedas de prensa, pero su discurso no ha colado.
Tengo la sensación de que ahora mismo el Madrid solo puede tener a un entrenador que haya sido un gran jugador de fútbol. Benítez no lo fue, pero Ancelotti y Zidane sí. Por eso tienen el respeto de toda la plantilla. El caso de José Mourinho es distinto, ya que no fue nadie como jugador en el mundo del fútbol, pero tiene un carisma con el que no le cuesta crear amistades y enemistades, al tiempo que es un motivador nato. Por lo de las enemistades, al portugués también le hicieron la cama en el Chelsea, aunque a decir verdad con Guus Hiddink en el banquillo no les va mucho mejor.