No era una buena noticia para el Real Madrid empezar LaLiga en un campo que se le atraganta tanto como el del Mallorca. Lo supo por primera vez un Kylian Mbappé que no vio puerta como en el día de su debut ante el Atalanta, y como es lógico ya se han encendido las alarmas porque parece que este equipo no se va a pasear como estaba previsto. Los partidos no se ganan con la gorra y hay que correr y dar el 100% para que la diferencia de calidad se note sobre el césped.
Muriqi igualó el gol de Rodrygo
A pesar de que los de Carlo Ancelotti se adelantaron en el marcador gracias a un gol de Rodrygo, los locales no se arrugaron y fueron capaces de igualar la contienda por mediación de Muriqi, ese gigante que tantas alegrías está dando desde que aterrizó en la isla.
Una gran defensa y un ataque espeso
A partir de ese momento vimos a un Mallorca que se metió atrás y supo defender el empate con mucha cabeza, e incluso pudo llevarse los tres puntos si hubiera estado más acertado en algún contraataque. Los Vinícius, Bellingham y compañía no sabían cómo resolver el rompecabezas que tenían ante sí, ya que no eran capaces de entrar ni por el centro ni por las bandas.
Ancelotti sustituyó tanto a Vinícius como a Bellingham en los últimos minutos, en lo que tal vez era un toque de atención por el mal partido que estaban haciendo. Dio entrada a Brahim y a Arda Güler por si encontraban la inspiración que no encontraron sus compañeros, pero no hubo nada que hacer ante un entramado defensivo muy bien trabajado por Jagoba Arrasate, que a pesar de llevar muy poco tiempo en Mallorca ya está dejando huella con ese fútbol que tan buenos resultados dio a Osasuna.