Los futbolistas del Manchester City son humanos. No habían perdido ni un solo partido en todo lo que llevábamos de temporada, pero ayer cayeron en Anfield ante un Liverpool que ha demostrado que es capaz de lo mejor y de lo peor.
Los de Jürgen Klopp no echaron de menos a Coutinho en el partido más complicado de la temporada y se impusieron por 4-3. Mandaban por 4-1 a falta de 20 minutos para el final y acabaron pidiendo la hora.
El espectáculo estaba garantizado
Los locales dieron primero. Fue en el minuto 9, cuando Alex Oxlande-Chamberlain puso la directa entrando desde segunda línea como un puñal. Se plantó en la frontal del área con una facilidad pasmosa y soltó un zapatazo que se coló sin contemplaciones.
La reacción del líder llegó a 5 minutos del descanso. Kyle Walker hizo un cambio de juego y el balón acabó en el pecho de Leroy Sané, que lo bajó a las mil maravillas zafándose de Joe Gomez y sacó a pasear su pierna izquierda para batir a un Loris Karius que igual pudo hacer un poco más para evitar el empate.
Tras la reanudación asistimos a un festival de los ‘reds’. Roberto Firmino hizo el 2-1 en el minuto 59 y Sadio Mané se sumó a la fiesta en el 61. Poco después fue el segundo máximo goleador de la Premier League el que vio puerta. Mohamed Salah no desperdició un regalo de Ederson Moraes para batirle con facilidad en el minuto 68.
Con el 4-1 en el marcador, parecía que el partido estaba sentenciado. Sin embargo, el City nunca bajó los brazos y fue capaz de recortar distancias. Primero por mediación de Bernardo Silva en el minuto 84, y en el tiempo de descuento fue Ilkay Gündogan el que acertó tras recibir un centro de Sergio Agüero a dos pasos del área pequeña.
No peligra el liderato del City
La derrota no trastoca los planes del equipo de Pep Guardiola, que sigue líder con 15 puntos de diferencia respecto al Liverpool, el Chelsea y el Manchester United. Estos últimos pueden ponerse a 12 puntos si vencen esta noche al Stoke City en Old Trafford.