Julen Lopetegui tiene motivos para estar satisfecho. Desde que llegó a la selección española para ocupar el puesto de Vicente del Bosque todo han sido alegrías. En 16 partidos ha cosechado 12 victorias y 4 empates, además de lograr la clasificación en un grupo en el que estaba Italia.
Ha vuelto el buen juego, pero también han vuelto las dudas. Más que nada por lo que sucedió en el partido amistoso de ayer, ya que Rusia aprovechó la debilidad defensiva de ‘La Roja’ para remontar un 0-2 y un 2-3 en contra. Al final 3-3 y gracias, ya que el árbitro señaló dos penaltis a favor de España, uno que no era y otro muy discutible.
0-2 en poco más de media hora
Empezaron bien las cosas porque Jordi Alba abrió la lata en el minuto 9. El lateral izquierdo del Barça, que ha recuperado su mejor nivel con Ernesto Valverde en el banquillo, sorprendió incorporándose al ataque por el centro, donde Marco Asensio le encontró con la calidad que le caracteriza. Puso un centro medido a su cabeza y no perdonó.
El segundo de la noche subió al marcador en el minuto 35. Los rusos protestaron y con razón, ya que el árbitro señaló el punto de penalti por una mano que no fue. El jugador ruso tocó el balón con el hombro, pero no hubo vuelta atrás. Sergio Ramos asumió la responsabilidad y marcó con suspense. El portero había adivinado sus intenciones, pero no acertó a despejar el esférico.
Tres goles en contra por falta de tensión
Antes del descanso Rusia se recuperó. Fue en una jugada en la que la selección española defendió horrible. Smolov batió a David de Gea y con el 1-2 se llegó al descanso.
Tras la reanudación otro gol psicológico, esta vez de Miranchuk. Nació, como todos los goles que recibió España anoche, en un saque de banda mal defendido. Los rusos tocaron muy bien y se plantaron en el área, donde con algo de fortuna el balón llegó a los pies del joven centrocampista del Lokomotiv de Moscú, que fusiló a placer.
España reaccionó tres minutos después con otro penalti. El árbitro señaló los once metros tras un agarrón a Sergio Ramos bastante discutible. Fue uno de esos penaltis que muchos árbitros pasan por alto. El capitán se encargó de firmar su doblete, esta vez sin encontrar demasiada oposición al otro lado.
El sexto gol de la noche subió al tanteador a falta de 20 minutos para el final. Su autor fue una vez más Smolov, que se inventó un gran disparo para batir a un De Gea que voló demasiado tarde.