A estas alturas de la película ya no me sorprende nada. José Mourinho es un hombre capaz de rajar de los aficionados, de los árbitros, de la UEFA, de sus compañeros de profesión y hasta de los jugadores a los que entrena.
Su última víctima se llama Luke Shaw, tiene 21 años y llegó al club en julio de 2014 previo pago de 39,5 millones de euros, una cantidad que no van a recuperar ni de broma.
Palabras que matan
El lateral izquierdo británico tiene los días contados en el Manchester United mientras Mou sigue siendo el que dirige el cotarro. El pasado fin de semana ni siquiera fue convocado, y de hecho ya lleva muchos partidos sin asomar la cabeza. En lo que va de temporada solo ha disputado 596 minutos en la Premier League, así que los periodistas buscaron una explicación y la encontraron:
Es difícil para él estar en el banquillo pero no puedo compararlo con Ashley Young, con Darmian o con Blind. No puedo comparar la forma en que se entrena, el enfoque o la ambición. Está muy lejos.
Shaw es uno de esos jugadores que acaban perdiendo su confianza. Al principio era titular indiscutible, pero fue a parar a la lista negra del ex del Chelsea cuando empezaron a dejarse puntos en las primeras jornadas.
En el disparadero de salida
Para terminar, Mou dejó caer que lo mejor es buscarle una salida este verano, ya que comentó de forma irónica que Joe Hart también es internacional por Inglaterra y juega en Italia. Teniendo en cuenta que su contrato expira el próximo 30 de junio de 2018, la única forma de recuperar parte de la inversión es buscar un traspaso a partir del 30 de junio. Eso sí, que no pidan más de 15 millones de euros por él. Entre que no juega y que la temporada pasada sufrió una grave lesión, dudo que tenga muchos pretendientes de nivel.