Que nadie se preocupe por la continuidad de Luis Enrique. El técnico asturiano ha dado su palabra y seguirá un año más en el Barça para cumplir su contrato, que expira el próximo 30 de junio de 2017.
Lo único que podría dejarle fuera es un final de temporada espantoso, y con eso me refiero a perder tanto la Liga como la Copa del Rey.
Dos años en el cargo pasan factura
Lucho hace ver que la presión no le puede, pero creo que ha envejecido una barbaridad desde que se sienta en el banquillo del Camp Nou. Le ha pasado lo mismo que a Pep Guardiola, solo que ha podido conservar el pelo, que por cierto luce mucho más canoso.
No le gustan los compromisos a largo plazo
Es un entrenador al que no le gusta firmar contratos a largo plazo y por ahora no se plantea extender el que firmó en su día. Se lo ha comunicado a Josep Maria Bartomeu, que está encantado con esa postura, ya que para el club sería un problema tener que despedirle afrontando el finiquito que le podría corresponder, algo que debe saber muy bien Roman Abramovich después de cargarse a José Mourinho meses después de firmar una renovación dorada.
Orgulloso de sus jugadores
Luis Enrique está contento con el rendimiento de la plantilla y continuará si el bloque se mantiene, lo cual parece muy probable. Neymar y Sergio Busquets son los futbolistas más amenazados porque todavía no han renovado sus respectivos contratos, pero este mismo verano podría producirse la noticia que tranquilizará a la afición culé.
El Barça volverá a ser favorito para ganar todas las competiciones, sobre todo si es capaz de confeccionar una plantilla con fondo de armario, para lo cual le puede venir muy bien la incorporación de Denis Suárez, que tras lucirse en el Villarreal vestirá de azulgrana con casi total seguridad.