El Sevilla en la Europa League se transforma. Si ya de por sí es un gran equipo, en la competición continental se crece y es capaz de cualquier cosa. Lo demostró una vez más en San Mamés, uno de esos coliseos en los que cuesta obtener un resultado positivo. Ganaba el Athletic de Bilbao gracias a un gol de Aritz Aduriz, pero los de Unai Emery fueron capaces de darle la vuelta a la tortilla para afrontar el partido de vuelta con más tranquilidad (1-2).
Abrió la lata el de siempre
Aduriz, máximo goleador de la Europa League con 9 dianas, vio puerta en una fantástica jugada que acabó con un centro medido de Iker Muniain que no desperdició. Puso la cabeza en el segundo palo para pillar a contrapié a David Soria y los vascos tomaron ventaja en el minuto 2 de la segunda parte.
Grave error de Muniain
El actual campeón de la competición no se vino abajo y buscó el empate por todos los medios. Éste llegó de la forma más impredecible, puesto que Muniain se equivocó a la hora de ceder un balón a Iago Herrerín en una acción que Éver Banega supo leer a la perfección. El argentino interceptó el pase y tocó lo justo para salvar la salida del meta local, dejando el balón en los pies de un Timothée Kolodziejczak que no se hizo un lío ni se puso nervioso. Controló y se dio la vuelta para definir con una calidad impropia de un defensa central.
Un gol que puede valer una clasificación
La estocada final, que ya veremos si es final, llegó en el minuto 83 gracias a una gran acción de Kevin Gameiro, que vio el desmarque de Iborra y se la puso a la espalda de la defensa bilbaína. El asistente acertó al no levantar la bandera porque el ex del Levante estaba en línea. Su definición no fue una obra de arte, pero le valió para superar a Herrerín y poner por delante al Sevilla en una eliminatoria que no hay que dar por terminada.