Ayer se vivió una de esas noches de Champions League que tanto nos gustan. No por lo que sucedió con el árbitro, sino por el ambiente que se respiró en el Camp Nou, el mismo que llevó en volandas a a los jugadores del Barça para lograr una remontada que les permite viajar al Vicente Calderón con ventaja.
El resultado final fue de 2-1 y creo que cualquier cosa puede pasar en el partido de vuelta. El Atlético de Madrid estuvo muy bien hasta que llegó la expulsión de Fernando Torres, a la que no voy a dedicarle demasiadas líneas.
Rigurosa expulsión de Torres por faltas que no venían a cuento
No me gusta hablar de los árbitros porque casi siempre se equivocan. Son humanos y meten la pata como la podríamos meter cualquiera de nosotros. Anoche el alemán Felix Brych expulsó a Torres en el minuto 34, diez más tarde de inaugurar el marcador rematando de primeras un magistral pase de Koke a la espalda de la defensa culé.
Las dos tarjetas amarillas fueron rigurosas, pero en cualquier caso podían ser merecedoras de tarjeta por faltas innecesarias. El alemán puso el listón muy alto y no se cansó de amonestar a los jugadores durante todo el partido, aunque lo más sorprendente fue que poco después de la expulsión del ‘Niño’ no fue capaz de mostrarle la amarilla a Sergio Busquets por una acción muy parecida a la que le mandó a la ducha.
Gran inicio de los rojiblancos
Hasta ese momento el Atlético se había sentido muy cómodo con balón y sin él. Dejó el Barça sin ideas gracias a una presión asfixiante y supo salir a la contra con mucho criterio. De hecho, incluso fue capaz de disfrutar de alguna que otra posesión de balón para plantarse en los dominios de Marc-André ter Stegen, que poco después del 0-1 sacó una manopla espectacular para evitar el segundo de Antoine Griezmann.
Todos dentro del área
Con uno menos y con el desgaste que supone ir detrás de la pelota constantemente, el Atlético se encerró atrás hasta el pitido final del árbitro esperando llegar al Calderón con un resultado decente. Las posesiones de balón del Barça eran eternas y por momentos tenía la sensación de estar viendo un partido de balonmano. Neymar se la daba a Leo Messi y éste abría a banda derecha. De la banda derecha el balón volvía al centro hasta regresar a la izquierda, y así varias veces en una misma jugada. Lo único bueno para el Barça era que los árbitros no podían pitar pasivo.
Doblete de Luis Suárez
A base de paciencia llegaron los goles. El primero en el minuto 62, cuando Luis Suárez remató a bocajarro un empalme fallido de Jordi Alba. El segundo, ya en el 74, fue gracias una combinación del charrúa con Dani Alves, que se la devolvió poniéndosela en la cabeza como si fuera lo más fácil del mundo. Fue un gol que más de uno firmaría en el FIFA de la PlayStation.
El Barça buscó el tercero con ahínco hasta el último suspiro, pero al Atlético no se le acabó la gasolina y fue capaz de conservar una derrota por la mínima que le da esperanzas de cara al partido de vuelta. Como ha dicho Enrique Cerezo, a pesar de todo la semifinal está a un solo gol.