Se las prometía muy felices el bueno de Rafa Benítez cuando regresó a la capital de España para cumplir un sueño. Abandonó el Nápoles sin lograr el objetivo para el que fue contratado y se presentó en el Palco de Honor del Santiago Bernabéu con la mejor de sus sonrisas. Era un día tan feliz que hasta se emocionó cuando le tocó hablar ante los medios de comunicación. Llevaba mucho tiempo esperando uno de esos trenes que solo pasan una vez en la vida.
No le quieren
Dicho tren contiene todo lo que un entrenador necesita para ganar títulos. Me refiero a lo futbolístico, porque la actitud de sus jugadores ha propiciado que en estos momentos estén a seis puntos del Barça. Y no solo eso, sino que la ruptura entre el cuerpo técnico y la plantilla es total, con lo que es difícil pensar que el Real Madrid logrará algún título esta temporada.
Con apodo propio
En el vestuario se habla de Benítez como ‘El 10’, un apodo que se ha ganado a pulso por su perfeccionismo. Jugadores como Cristiano Ronaldo o Gareth Bale no quieren escuchar sus consejos porque nunca llegó a ser un jugador de élite, algo que no podían decir de Carlo Ancelotti, que fue uno de los mejores del gran Milan de los 80.
Se podría decir lo mismo de José Mourinho, pero el portugués tiene un carácter que no permite que le pisoteen. Es un motivador nato y suele ganarse a sus pupilos con dos o tres charlas. Todo lo contrario que Benítez, que antes de pisar el césped del Bernabéu ya tenía enemigos.
No le van a destituir
Florentino Pérez sabe que la temporada puede ser catastrófica, pero en estos momentos no quieren hablar de un cambio de entrenador. Van a esperar un poco más y solo tomarán una decisión drástica si las cosas se tuercen en las próximas semanas, algo probable teniendo en cuenta que más de uno le está haciendo la cama.
Calendario apretado para olvidar las penas
Este miércoles juegan en Ucrania ante el Shakhtar Donetsk con la intención de lograr la primera posición de su grupo en la Champions League. No sabemos si apostará por los que suelen ser titulares, pero lo que está claro es que al Madrid le conviene jugar cuanto antes para olvidar lo que sucedió en un Clásico que no tuvo color.