Normalmente son los jugadores los que se esfuerzan para gustar al entrenador. Es lo que sucede en el 99% de los casos. Sin embargo, con Cristiano Ronaldo la cosa es distinta. El portugués está mostrando una actitud negativa y pasota ante determinados ejercicios organizados por Rafa Benítez. El madrileño está trabajando la táctica sin descanso y a más de uno le dan ganas de bostezar. Además, CR7 ha mostrado su descontento con algunas decisiones que ha tomado sobre los partidillos, así que no está siendo la mejor pretemporada de su vida.
No hay buen feeling
«¡Vai caralho!, sólo vas contra los portugueses». Es lo que espetó el actual Balón de Oro después de que le anulara un gol en un entrenamiento. Sus caras están siendo tan largas que hasta Sergio Ramos le ha tenido que animar sobre el césped en plena sesión. La motivación de la que siempre ha hecho gala ha desaparecido, y la única explicación lógica que podemos encontrar tiene que ver con el cambio de entrenador.
Con Ancelotti sí era feliz
Carlo Ancelotti era como su padre, pero Benítez es como ese amigo pesado que no quieres que salga contigo de fiesta. Y mira que se está esforzando el ex del Nápoles, porque de vez en cuando le coge y le hace alguna broma que no despierta ni el más mínimo interés en el luso. Podríamos decir que está experimentando algo parecido a lo que vivió con el público de Stamford Bridge, que no le quería ver ni en pintura.
¿De los mejores del mundo o el mejor del mundo?
Lo mejor de todo es lo que ha sucedido en rueda de prensa. El pasado viernes dijo que Cristiano era uno de los mejores jugadores del mundo, pero ahora ha cambiado el chip y ha dicho que es el mejor jugador del mundo. ¿Por qué dice eso ahora? Tal vez porque CR7 no se tomó demasiado bien que no expresara públicamente que es el mejor. Benítez no quiso mentir porque sus seres más allegados sabrán que Leo Messi es su jugador preferido, pero con tal de mimar al nene ha tenido que mentir. Manda narices…