El Real Madrid sumó anoche tres puntos vitales para seguir en la pelea por la Liga. Un nuevo tropiezo le hubiera alejado demasiado de un Barça que no falla, así que la victoria les permite seguir soñando cuando todavía faltan 8 jornadas para que termine el campeonato.
Coquetearon con el empate y también con la derrota, ya que la primera parte de los blancos fue nefasta. No tuvieron la posesión del balón y gozaron de pocas ocasiones de gol claras. Todo lo contrario que un Rayo Vallecano que puso a prueba a Iker Casillas en más de una ocasión.
La segunda parte fue un asedio
Así las cosas, los de Carlo Ancelotti tuvieron que salir con otra actitud tras el descanso. Y lo hicieron. Vaya que si lo hicieron. Antes de que llegara el primer gol generaron peligro desde todos los flancos posibles, pero tuvieron que esperar hasta el minuto 67 para abrir la lata.
Fue el de siempre, Cristiano Ronaldo. El portugués, entonado tras los cinco goles que le había endosado al Granada días antes, no desaprovechó una gran jugada individual de Dani Carvajal. El canterano, que ya piensa en lo difícil que va a ser jugar la temporada que viene tras el fichaje de Danilo, apuró la línea de fondo y se la puso en la cabeza para que pudiera rematar a placer. Celebró el gol con rabia, con un gesto que da a entender que minutos antes les habían robado un claro penalti de Amaya sobre el propio CR7.
La sentencia llegó poco después, en el minuto 73. Esta vez fue James Rodríguez, uno de los mejores de la noche, el que fusiló a Cobeño tras una buena asistencia del Pichichi de la Liga. Controló en la frontal del área y sin levantar la cabeza ajustó el balón al poste derecho. Imparable.
Los últimos minutos fueron atractivos. Ocasiones para el Madrid y para el Rayo, aunque el marcador no se volvió a mover. Tampoco se mueve la distancia entre merengues y culés, que sigue siendo de cuatro puntos a favor de los catalanes.