Como bien dijo Carlo Ancelotti a la conclusión del partido, algún día tenía que llegar la derrota. Y Mestalla era un escenario propicio para caer, desde luego.
El conjunto dirigido por Nuno Espírito Santo se llevó los tres puntos ante un Real Madrid que no ha podido pasar de las 22 victorias consecutivas y que se ha quedado a solo dos del Curitiba, que es el club que sigue ostentando el récord Guinness de triunfos encadenados.
Cristiano golpeó primero
Se adelantaron los blancos, que ayer jugaban de negro, con el dragón y con ese parche de campeones del mundo tan mal colocado. Fue gracias a un penalti claro por mano de Álvaro Negredo, que con más o menos voluntariedad cortó un balón que iba directo a los pies de Sergio Ramos en boca de gol.
Gil Manzano no se lo pensó demasiado. Cristiano Ronaldo tampoco. No le pusieron nervioso las palabras de Diego Alves justo cuando estaba colocando el balón porque le engañó por completo. Disparó por donde suele disparar siempre. A la derecha del portero, ajustado al palo y con potencia. Casi imposible para el brasileño, que se había lanzado al suelo buscando el palo opuesto.
Benzema pudo sentenciar
Eso pasó en el minuto 14, con un Valencia falto de ideas que pudo llegar al descanso con una ventaja en contra superior. La más clara la tuvo Karim Benzema, que se plantó en la frontal del área prácticamente solo y disparó demasiado centrado, fácil para Alves. La de mayor peligro para el Valencia la tuvo André Gomes con un disparo que se envenenó al tocar en Dani Carvajal. Golpeó en el poste y cayó en los pies de Paco Alcácer, pero la jugada quedó invalidada por fuera de juego.
¿El mejor Valencia de la temporada?
Tras la reanudación todo cambió. El Valencia se lanzó a por la remontada con corazón, fútbol y cabeza. Y con esos ingredientes es normal que el primero no tardara demasiado en llegar.
Antonio Barragán puso las tablas en el minuto 52 tras una buena jugada de Gayà por banda izquierda. El joven lateral zurdo se movió hacia el centro con el balón pegado a los pies y se lo cedió para que pudiera rematar con tiempo para armar la pierna derecha. El disparo tocó en Pepe y eso desconcentró a un Iker Casillas que no pudo reaccionar a tiempo.
El segundo gol fue bastante más evitable. Nicolás Otamendi le ganó la partida a Sergio Ramos en un lanzamiento de córner en el minuto 65. Pese a la diferencia de estatura, su gran salto le permitió tocar el balón lo justo para introducirlo en la portería de un Casillas que levantó sus brazos demasiado tarde. Era el 2-1 que ponía Mestalla patas arriba.
Ramos e Isco tuvieron el empate en sus cabezas en los últimos minutos, pero sus remates no encontraron la red de un Alves que se mantuvo muy seguro. Gil Manzano indicó el final del partido y Mestalla fue una fiesta. Tanto que hasta 4.000 aficionados se quedaron en las puertas de Mestalla coreando el nombre de los jugadores, el entrenador y hasta el de Peter Lim, que es el que pone los billetes para que todo esto sea posible.