En el Camp Nou de momento no se cuestiona el trabajo de Luis Enrique. Digo de momento porque los títulos y los resultados son los que mandan, y todo parece indicar que los aficionados esta temporada irán más bien poco a Canaletas. Sí, es pronto para hablar de eso y hacer pronósticos, pero da la sensación de que el equipo no está en disposición de hacer grandes cosas.
Cacao mental
Leo Messi, Neymar y Luis Suárez no son suficientes cuando tienes un cacao mental en defensa y en el centro del campo. El técnico asturiano cambia de once inicial como de calzoncillos y todavía no podemos hablar de una identidad que sí tenía el Barça de Guardiola o el de Tito Vilanova. El del Tata Martino se quitó la etiqueta del tiki-taka y se perdió los tres grandes títulos de la temporada, y como no cambie mucho el panorama el Barça de Luis Enrique va por el mismo camino.
En las primeras 15 jornadas de Liga se han dejado 10 puntos por el camino, demasiados teniendo en cuenta que el Real Madrid está imparable. En la Champions League tampoco han sido capaces de dominar el grupo a su antojo y tuvieron que esperar a la última jornada de la fase para hacerse con la primera posición.
Temor a las pañoladas
No creo que Josep Maria Bartomeu esté pensando en otro entrenador que pueda hacerse cargo del equipo en los próximos meses, pero mucho cuidado porque la paciencia se agota. La de los directivos y la de los aficionados, que son los que se han acostumbrado a ver a un equipo ganador desde que Pep Guardiola se sentó en el banquillo. Los pañuelos de tela se usan para descongestionar la nariz, pero también para mostrar descontento. Como diría Joan Laporta, que por cierto ya se prepara para volver, «¡al loro!».