Es alucinante. En este país se hacen las cosas tan mal que hasta en el mundo del fútbol se toman decisiones que no tienen explicación.
El pasado domingo Leo Messi recibió un botellazo en Mestalla. Ocurrió en el tiempo de descuento, cuando Sergio Busquets marcó el único tanto del encuentro y los jugadores se fueron a celebrarlo a una de las esquinas del terreno de juego. Fernández Borbalán, el colegiado de ese partido, vio como la botella impactaba en la cabeza del ’10’ del Barça, pero a pesar de ello decidió amonestarle con una cartulina amarilla a la que el club catalán ha recurrido.
El Comité de Competición no se entera
Le amonestó por «pérdida de tiempo». Por lo visto, hay que salir corriendo cuando te dan un botellazo y no te puedes ni quejar. Luego hay jugadores que pierden tiempo durante los 90 minutos con todas las pillerías habidas y por haber, pero a esos no les suele pasar nada. Por eso no entiendo que el Comité de Competición mantenga la tarjeta amarilla que vio Messi.
¿Cuándo se acabará lo de lanzar objetos al campo?
A lo que se tendrían que dedicar es a castigar a los que lanzan objetos al campo. Como ya comenté cuando publiqué la crónica del Valencia-Barça, no se puede tolerar que en nuestro país casi siempre lluevan objetos cuando un jugador va a celebrar un gol cerca de la grada. En Inglaterra no pasa eso, y en Alemania tampoco. Y así podría continuar con una lista de países en los que la gente es más educada. Aquí, cómo no, seguiremos como siempre, perjudicando más a la víctima que al agresor. Así nos va.