El portero de moda, el que está en boca de los principales clubes de Europa con el permiso de Víctor Valdés, es Thibaut Courtois. Es el hombre que pertenece al Chelsea, juega en el Atlético de Madrid y podría acabar en el Barça. Es el hombre que no sabe dónde jugará durante los próximos años, pero que de momento vive con la filosofía Simeone del «partido a partido» para no pensar demasiado en lo que hará cuando termine la temporada.
Al Atlético ya le está bien que continúe por cuarto año consecutivo en calidad de cedido, pero viendo cómo está el mercado no parece muy probable que pueda seguir en el Vicente Calderón. El Barça está dispuesto a rascarse el bolsillo y otros clubes también quieren negociar con un Roman Abramovich que está dispuesto a dar un paso al frente para ignorar a todo el mundo. A todos menos al belga, claro.
Hasta 2018
Su contrato termina el 30 de junio de 2016, pero le quieren ofrecer dos años más de contrato para estirar el compromiso hasta el 30 de junio de 2018. De esta forma se asegurarían tenerle tras la hipotética retirada de Petr Cech, que ya tiene 31 años y que podría dejar la titularidad en un futuro no demasiado lejano. Lo malo para Courtois es que los porteros tienen cuerda para rato y no sería la primera vez que vemos a un portero de más de 35 años defendiendo los colores de un grande de Europa.
Renovará si sigue cedido en el Atlético
Por eso mismo no va a ser fácil convencer a Thibaut. Los millones de euros siempre son bienvenidos, pero no está dispuesto a hipotecar su futuro por un contrato muy jugoso que no le garantiza la titularidad. Solo renovará si le ofrecen la posibilidad de continuar en el Atlético en calidad de cedido, ya que allí es todo un ídolo y sabe que cuenta con toda la confianza de Simeone para ser titular domingo tras domingo. Eso o que Mourinho le jure amor eterno bajo la luz de la luna.