Paco Herrera ya no es entrenador del Celta de Vigo. Los malos resultados le han condenado a una destitución que se veía venir, ya que el equipo no gana desde el pasado 6 de enero.
Situación insostenible
Las tres últimas derrotas consecutivas en Liga han pesado demasiado y en estos momentos ocupan la decimoctava posición a cuatro puntos de la salvación. Eso, sumado al pobre juego que ofrecen semana tras semana, hacía necesario un cambio.
El cambio se llama Abel Resino, quien muy pronto aterrizará en Vigo para iniciar una nueva etapa en los banquillos de Primera División. La última vez que entrenó lo hizo en Granada, al que logró salvar antes de ser sustituido por Juan Antonio Anquela. Su misión no será otra que lograr la permanencia, y para ello tendrá que preparar el próximo partido a conciencia, curiosamente ante el Granada.
Siete meses. Este era el tiempo que Abel Resino y Salva Ballesta llevaban trabajando juntos sin equipo. Ya sabemos lo que ha ocurrido con «los celtarras» y la opinión del celtismo sobre la idea de que Salva sea el segundo entrenador del Celta por la ideología cercana a la ultraderecha que tiene el ex jugador del Atlético, Málaga o Racing. El presidente del Celta Carlos Mourinho se entera y llama a su nuevo entrenador para decirle que no puede trabajar con Salva y Abel Resino accede. No seré yo la que esté cercana a la ideología de Salva pero aún así, ¿no tiene derecho a entrenar? Y por otro lado, ¿los 130.000 euros que va a ganar Abel hasta el final de temporada son suficientes para dejar tirado a su segundo?