Esta vez no fue un paseo triunfal para el Barça como lo fue el pasado domingo en Liga. El partido fue totalmente distinto, y no solo porque Tito Vilanova y Manuel Pellegrini decidieron reservar a algunos de sus mejores hombres.
Dos despistes del Barça, que por cierto no jugó ni mucho menos a su mejor nivel, propiciaron que el marcador final fuera de 2-2. Así las cosas, el partido de vuelta se prevé muy emocionante, ya que a los andaluces les vale con empatar a cero en La Rosaleda. Pero… ¿es posible que los azulgrana terminen un partido sin marcar?
Los errores se pagan caros
El primer tanto de la noche llegó en el minuto 25. Una buena presión del Málaga acabó con un pase de José Manuel Pinto a Thiago Alcántara. El hijo de Mazinho se durmió con el balón en los pies y Manuel Iturra se lo birló en un abrir y cerrar de ojos. El futbolista chileno fue el más listo de la clase y batió a Pinto con un disparo raso.
Reacción culé
Ese gol hizo despertar a los jugadores del Barça, que estaban un tanto dormidos en los primeros compases del partido. Leo Messi hizo acto de presencia para poner el empate en el minuto 29 con una gran jugada en la que mezcló talento, garra y fe. Un minuto más tarde fue Carles Puyol quien se sumó a la fiesta. El capitán remató de cabeza, o mejor deicho de cogote, un córner botado desde la banza izquierda. El balón acarició el palo antes de besar las mallas.
Jarro de agua fría
Todo transcurrió con normalidad en la segunda mitad. El público que asistió al Camp Nou quería ver más goles, pero los de Tito Vilanova no encontraban el hueco. Así las cosas, en el último minuto un error defensivo supuso el 2-2 definitivo. Una falta lateral colgada al borde del área pequeña fue rematada por Ignacio Camacho, que libre de marca solo tuvo que poner el interior de la bota para fusilar a Pinto.
El partido de vuelta será muy emocionante. Al Barça no le vale un empate (a no ser que sea a dos goles o más), más bien le vale salir a ganar por 1-3 como hizo el pasado domingo.