Dicen que la afición es el jugador número 12, pero creo que ese distinguido número deberían reservarlo para los recogepelotas. No lo digo porque sean especialistas a la hora de esconder balones (véase el Sánchez Pizjuán), lo digo porque en ocasiones pueden ser partícipes de una jugada de gol si están por lo que tienen que estar.
Un claro ejemplo de ello ocurrió en el partido que disputaron el Botafogo y el Vasco da Gama el pasado domingo. Fernanda Maia, recogepelotas del Botafogo, le dio la pelota a uno de los jugadores a una velocidad increíble, lo que permitió que la defensa del Vasco da Gama no se pudiera reordenar y llegara el 3-1 definitivo con el que los locales se llevaron el derbi.