La vida sigue igual, el Real Madrid no es capaz de ganar al FC Barcelona ni en el Santiago Bernabéu. Ayer parecía que podría suceder, pero tampoco. Los de Pep Guardiola remontaron un 1-0 adverso en la segunda mitad con goles de Carles Puyol y Eric Abidal. No fue el mejor partido de los catalanes, pero un poco de magia les bastó para terminar con un equipo que me da la sensación de que se siente muy inferior.
Bien empezaron las cosas para los blancos cuando Cristiano Ronaldo hizo el primero de la noche en el minuto 11. Recibió un pase de Karim Benzema, se fue con una bicicleta de Gerard Piqué y su disparo con la pierna izquierda se coló por debajo del cuerpo de Pinto. La eliminatoria se les ponía de cara.
Pese a ello, el partido dio un giro radical en la segunda mitad. El Barça continuó haciendo su fútbol y se adueñó del balón por completo. Las ocasiones fueron llegando y no hubo que esperar mucho para ver el empate. Lo hizo Puyol tras un córner magistralmente lanzado por Xavi Hernández. El gol recordó al del Mundial de Sudáfrica ante Alemania. En esta ocasión el error fue de Pepe, quien descuidó su marca y dejó rematar en plancha a placer al capitán azulgrana.
El propio Pepe volvió a ser el triste protagonista del partido. Dio un pisotón a Leo Messi cuando estaba en el suelo que la Federación Española de Fútbol debería sancionar con dureza, más que nada porque su currículum no le permite ni disculparse. El portugués hizo que madridistas como un servidor volviéramos a avergonzarnos.
Pasaron los minutos y el Barça coqueteó con el segundo. Lo encontró en el 77 tras una genialidad de Messi. Atrajo a toda la defensa del Madrid y le puso un balón a Abidal que no desaprovechó. El francés controló con el pecho y batió a Iker Casillas por bajo. La remontada se había consumado, el mismo guión de siempre volvía a proyectarse en el Bernabéu. El público empezó a desfilar por las gradas resignado. No hay forma de ganarle al Barça, ni con Altintop ni con Carvalho. Mourinho ya no sabe qué hacer.