A la afición del Chelsea no le hizo ni chispa de gracia que su equipo fuera incapaz de ganar en campo del Stoky City (1-1). Por eso, arremetieron contra los jugadores justo cuando estos enfilaban el túnel de vestuarios. A Didier Drogba, que había anotado el único tanto de los suyos, no le sentaron nada bien los comentarios de uno de los aficionados y le retó a bajar para verse las caras de cerca. Por suerte la cosa no pasó a mayores.