La Roma demostró una vez más que es un equipo capaz de lo mejor y de lo peor. Lejos quedan sus mejores años en Europa y ahora casi cualquiera le pasa la mano por la cara como el que no quiere la cosa. Ayer fue el Shakhtar Donetsk el que se llevó una victoria inesperada en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League. Los ucranianos tiraron de casta y calidad para darle la vuelta a un partido que empezó a favor de los italianos.
El resultado final fue de 2-3 y la verdad es que fue más que merecido. El equipo de Claudio Ranieri demostró ser muy endeble en defensa, todo lo contrario que el Shakhtar, muy ordenado durante casi todo el partido. Digo durante casi todo el partido porque en el minuto 27 Perrotta adelantó a los capitalinos tras una jugada algo liada que terminó con un remate suyo de cabeza al fondo de las mallas.
Sin embargo, los visitantes no se rindieron y Jádson empató dos minutos más tarde. El brasileño disparó desde fuera del área y tuvo algo de fortuna, pues la pelota fue desviada antes de entrar. Sin tiempo para reponerse, la Roma sufrió otro duro varapalo con el 1-2, esta vez obra de Douglas Costa, otro brasileño del Shakhtar. El joven jugador de 20 años anotó un gol de auténtico crack disparando con su pierna izquierda.
Antes del descanso llegó el tercero, obra, como no, de otro futbolista brasileño. En esta ocasión fue Luiz Adriano quien perforó la portería defendida por Doni aprovechando un gravísimo error de Riise, un error de esos que te cuestan una eliminatoria. Normal que Claudio Ranieri le sustituyera al descanso por Castellini.
En el Olímpico de Roma no se podían creer lo que estaban viendo. Esperaban mucho más de su equipo en la segunda parte pero sólo pudieron ver un gol más, por lo que la eliminatoria está más que cuesta arriba. Menez recortó distancias en el minuto 61 con un gran disparo desde fuera del área, pero aún así no logró calmar los ánimos de unos aficionados que se pasaron toda la segunda mitad abucheando a los suyos.