El Valencia es uno de esos clubes que se ha tenido que apretar el cinturón para superar la crisis económica, y la verdad es que no les ha ido nada mal. En el último año han reducido su deuda en 150 millones de euros, por lo cual en estos momentos deben 400 millones de euros, casi nada.
Manuel Llorente, tras una reunión del consejo de administración del club, declaró sentirse muy satisfecho por ello, aunque es evidente que todavía queda mucho camino por delante. Para solucionar los problemas han tirado de una solución que normalmente puede provocar un terremoto en el plano deportivo: vender a los jugadores más importantes.
Por David Silva y David Villa obtuvieron una fortuna, pues los vendieron justo en el momento ideal, tras el éxito de España en el Mundial de Sudáfrica. Además, Carlos Marchena también abandonó el club para marcharse al Villarreal, donde sigue haciendo teatro del bueno (véase el caso Eliseu).
Todo el mundo pensaba entonces que los resultados en Liga y en Champions serían horribles. Sin embargo, son líderes de Primera División y marchan en tercera posición en la máxima competición continental, a sólo un punto del líder del grupo, el Glasgow Rangers.
Para esta temporada, Llorente espera gastar 120 millones de euros e ingresar más de 108. Lo bien o lo mal que les vaya en la Champions determinará si tendrán pérdidas o ganancias en el nuevo ejercicio.